El demonio
Lo primero que hizo fue proponerselo.
No abarcaban mucho sus planes, por eso mismo era decidido.
El fin fue simple: la tortura ¿Qué más molesto que un mosquito que vuelve una y otra vez?
Estudio a la gente, la sopeso, se decidio.
El plan perfecto, decia. Traslado su conciencia a la puerta de un colectivo.
Era simple: si hace frio se abre la puerta de repente, para sufrimiento de los que estan cerca.
Y no hay que olvidarse del placer sádico que le producia enganchar las carteras de las ancianas. Intento hacerlo con gente joven, pero requeria mucha coordinación.
Cosecho yambien algun que otro taco de zapato femenino.
Dos mecanicos, cinco inspectores de la municipalidad (uno revisando y el resto mira) y un exorcista. Llegaron tarde, ya se habia cambiado de recorrido.